jueves, 3 de enero de 2008

Navidades En Familia


Ya se han acabado las vacaciones… antes no me gustaban nada. Si aunque no os lo creáis, las veía como una interrupción molesta del trabajo. Pero ahora… son otra cosa, incluso la Navidad me gusta.

Estas Navidades empezaron con el anhelado reencuentro, tras casi un mes de separación forzosa de mí nueva familia, y de unas semanas de intenso y agotador trabajo (“intentando que los sabios negociadores no acabaran hundiendo más el mundo”) en la paradisíaca Bali, que por cierto no me resulto nada paradisíaca. Por fin me reuní con mi diosa y mi faraón en mi ciudad natal para pasar unos días con toda mi familia. Y la verdad es que con esta nueva perspectiva, lo que antes me parecía un coñazo ahora me parece entrañable y divertido: la cena con los padres, el intercambio de regalos, y hasta pasar un frío que pela en la casa de mis padres… bueno seré franca con mi diosa al lado y Ramsés resoplándome en la oreja en una cama de 90 cm… no pasé nada de frío.

Haré un inciso para comentar mis regalos, la diosa consiguió sorprenderme como nadie lo había hecho antes, en nuestras primeras Navidades juntas. No os diré como, porque no vayáis a querer quedaros con ella… pero si os diré que el mejor regalo es su amor y estar junto a ella.

Tras degustar los manjares navideños, como imaginareis en exceso. Nos volvimos a la fría Alemania, cual caravana de gitanos: la diosa, Ramsés, mi adorado hermano y su chico, y como no yo misma… cargados de regalos y felices. Hasta que llegamos al aeropuerto… y si creedlo… la aeromoza de turno… nos dice que había overbooking de mascotas en la cabina del avión, ¡y que Ramsés no podía embarcar!. Tras el cabreo correspondiente y la barricada en la puerta de embarque de no nos subimos sin Ramsés al avión… a la que se unió un compañera de trabajo que nos encontramos en el aeropuerto…. Nos dejaron embarcar con nuestro amado Ramsés en la cabina. Ya creíamos ganada la batalla… cuando… horror… al llegar al aeropuerto de Colonia, nos habían perdido una “valija”. En fin, nada si como ya dije lo ponemos en la perspectiva correcta… como dice siempre la diosa, que como ya habréis adivinado “siempre” tiene más razón que un santo (santa). Continuaremos con las peripecias navideñas en Alemania…

Ha sido una de las mejores y más sorprendentes navidades de mi vida… y todo se lo debo al amor de mi vida.

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